Bien dicen que aunque la mona se vista de seda mona se queda y la muestra es el diputado, Héctor Alonso Granados, quién a pesar de vestir un fino traje cada que abre la boca deja salir el guarro que trae dentro.
Durante la sesión pública ordinaria, el legislador nuevamente dejó en evidencia su misoginia al agredir verbalmente a las diputadas Nora Merino Escamilla y Vianey García Romero.
El finísimo diputado local tuvo la ocurrencia se comparar a las legisladoras con "naranjeras y focas aplaudidoras" porque decidieron apoyar el procedimiento para elegir al presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
No conforme con eso al bajar de la máxima tribuna del estado, Alonso Granados, ya sin el micrófono encaró a las diputadas cuestionado "en cuanto venden las naranjas" y haciendo señas que las incomodaron.
Lamentablemente este diputado escudándose en su fuero constitucional continúa demostrando su pobre educación y respeto hacía las mujeres dejándo en evidencia su aversión hacía el género femenino.
Habría que averiguar cuáles son las causas para que Alonso Granados mantenga este rechazo a las mujeres y si es una cuestión psicológica para que por caridad reciba ayuda para resolver sus problemas mentales.