A sus 91 años de edad, con una trayectoria de más de seis décadas y recientemente cumplidos los primeros 50 años de su Tribuna Radiofónica falleció el decano del periodismo en Puebla, Enrique Montero Ponce.

Hombre sencillo, apasionado de los medios de comunicación pero sobre todo de los deportes y la política, "Don Enrique", murió en una fecha emblemática en México, "el día nacional del periodista".

Pionero de la radio en Puebla logro diversos reconocimientos en su trayectoria profesional como el Premio Nacional de Periodismo y el Premio en categoría editorial, otorgado por la Universidad de las Américas en la década de los 80's.

En el nuevo milenio escribió y publicó tres libros: “Toda una Vida a Mi Manera” en 2009 y ¿Y ahora qué, Enrique? en 2012 y “La Aventura de Vivir” en 2018, en los que plasmó su trayectoria y conocimiento así como su opinión sobre el regreso del PRI a la silla presidencial.

Siempre amable y dispuesto a escuchar pero más a compartir sus conocimientos sobre periodismo así como compartir su experiencia adquirida durante décadas de ejercer su pasión en la prensa escrita y la radio.

Incansable siempre estuvo detrás de los micrófonos de Tribuna Radiofonica durante 50 años que le valieron obtener en tres ocasiones el Record Gunnisse como el noticiario con más transmisiones ininterrumpidas en todo el mundo, reconocimiento que difícilmente alguien volverá a tener. 

En el último año de su vida recibió un reconocimiento y homenaje de la directiva y la afición del Club de Fútbol Puebla por el apoyo incansable para mantener en la entidad un equipo de primera división al igual que lo hizo en el beísbol con Los Pericos.

Maestro y formador de varias generaciones de periodistas en Puebla siempre mantuvo abiertas las puertas de su oficina a los reporteros para escuchar sus notas y realizar alguna corrección de estilo recordando que "todo se puede decir solamente hay que saber cómo" para evitar la censura. 

Para quienes formamos parte de su equipo en Tribuna es un orgullo y un honor haber compartido con Don Enrique los micrófonos, recibir alguna llamada de atención pero lo más importante escuchar una palabra de apoyo y su respaldo en situación difíciles.

Este no es un adiós sino un hasta pronto Don Enrique y un gracias por las enseñanzas profesionales pero más por esa frase que jamás olvidaremos "No desperdicien la maravillosa aventura de vivir".