La exalcaldesa de Izúcar de Matamoros, Irene Olea Torres, enfrentará una audiencia crucial el próximo lunes 9 de junio en el Centro de Justicia Penal Federal en Puebla, donde se le formulará imputación por el delito de falsedad en declaraciones e informes dados a una autoridad.
Este proceso se relaciona con graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante su administración, incluyendo la tortura de periodistas y activistas feministas en marzo de 2023.
La audiencia, programada para las 13:15 horas, se enmarca en una investigación judicial que abarca dos vertientes: los hechos de tortura, abuso policial y violencia sexual contra las hermanas periodistas Natalie y Michelle Hoyos López, así como contra integrantes de la colectiva Marea Púrpura; y el presunto encubrimiento mediante documentos falsificados, en el que figura Olea Torres junto con otros altos funcionarios.
Según los testimonios recabados, las víctimas fueron detenidas arbitrariamente y sometidas a actos de tortura bajo el mando directo de la exalcaldesa, quien ha sido vinculada al caso por declaraciones de agentes municipales.
Los detenidos fueron llevados a una subcomandancia y sometidos a tratos crueles, incluyendo amenazas y desnudamientos. Estos hechos derivaron en denuncias que llevaron a la intervención de la FGR.
El caso, catalogado como uno de los más graves de abuso de poder en el estado, ha tenido avances significativos tras una serie de apelaciones y resoluciones judiciales.
Hasta el momento, se han emitido órdenes de aprehensión contra seis implicados, entre ellos cuatro policías, una agente y un juez auxiliar.
La fiscalía sostiene que los delitos de tortura y abuso de autoridad ameritan una revisión exhaustiva, especialmente al tratarse de un contexto de violencia de género.
En la segunda carpeta de investigación, que se centra en la falsificación de documentos, señala a Olea Torres como responsable de encubrir las violaciones a los derechos humanos mediante informes alterados.
La exalcaldesa enfrenta cargos bajo el artículo 254 del Código Penal de Puebla, que sanciona la falsedad en declaraciones con penas significativas.
La comparecencia de Irene Olea Torres es considerada un evento histórico, no solo por la relevancia del caso, sino por el potencial precedente en la rendición de cuentas de autoridades locales.
Organizaciones como Artículo 19 y la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos han señalado que este juicio representa una oportunidad crucial para reafirmar el compromiso con la justicia y la protección de los derechos humanos.
Aunque la defensa de Olea Torres podría buscar medidas alternativas al juicio oral, fuentes cercanas indican que la fiscalía cuenta con pruebas sólidas, incluyendo declaraciones de las víctimas y evidencia documental.
Este caso se convierte en una prueba significativa para el sistema judicial mexicano, al enfrentar los límites del poder público y la impunidad.
El desenlace de la audiencia del 9 de junio podría marcar un antes y un después en la lucha contra los abusos de autoridad en Puebla.
Además de las implicaciones legales, el caso plantea preguntas fundamentales sobre la protección de periodistas y activistas en un país donde estos roles a menudo enfrentan riesgos extraordinarios.
El sistema judicial tiene ahora la oportunidad de demostrar su capacidad para garantizar justicia y prevenir futuras violaciones de derechos humanos.