La jornada que se vivió este miércoles podría ser registrado como el día de mayor agitación social en una de por sí agenda compleja.
A lo largo del día hubo al manos cuatro bloqueos y marchas que alteraron la vida cotidiana de los citadinos, pero también la de quienes habitan y trabajan en la gran mancha metropolitana.
Las expresiones de inconformidad, con razón o sin ella, confirman la existencia de una variable en el tablero de control para mantener la gobernabilidad en los tiempos que corren.
El activismos social y político en tiempos de la masificación en el uso de las redes sociales se ha convertido en un nuevo y formidable desafío para el aparato de inteligencia, seguridad y movilidad de cualquier gobierno.
Este miércoles mientras el gobernador Alejandro Armenta acudía a una reunión en la capital del país para desahogar un conjunto de demandas de trabajadores del sector salud, especialmente del esquema IMSS-Bienestar, en Puebla el trastorno generado por el gremio sindical se habían convertido en tema de agenda.
Desde la noche previa en cuentas de Facebook y en cadenas de distribución de WhatsApp ya se anticipaba del caos en el bulevar 5 de Mayo que atraviesa la capital y, en consecuencia, una de las avenidas con mayor carga vehicular.
Dos rostros de una misma historia: los trabajadores sindicalizados en protesta a las afueras del sector salud y a un costado del Teatro Principal en el que se celebraba el Foro de Ciencia y Gobernanza, que tenía como ponente magistral al mandatario.
Armenta optó por atender una reunión bote pronto, sin agenda de por medio, con el director del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch en la capital del país para atender dos aspectos básicos en las demandas de los inconformes: abasto de medicamentos y basificación de los trabajadores que fueron incorporados a ese sistema del gobierno federal.
La revuelta, como las de otros puntos, ganaron el reflector por obvias razones: marcha, bloqueo y protesta siguen siendo instrumentos para acaparar la agenda.
En esa misma medida, casi en consonancia se había producido otro bloqueo, protagonizado por trabajadores de limpia al servicio del ayuntamiento de la capital en donde despacha Pepe Chedraui.
Decidieron cerrar el paso vehicular en el bulevar Atlixco que permite la comunicación terrestre con el campus central de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Xilotzingo y Totimehuacán, próximo a convertirse en el municipio número 2018.
Otra vez el activismo que puso a prueba la capacidad de respuesta de los gobiernos ante la urgencia de las demandas que producen repulsa ciudadana por la alteración de la cotidianidad.
Por la tarde estaba prevista una manifestación más: los colectivos de la diversidad para exigir una ley integral contra la discriminación que bien podría traducirse en un ensayo de la Marcha del Orgullo el sábado 14, que cada año concentra a miles de personas.
Para cerrar la jornada de protestas y manifestaciones se produjo el cierre de la carretera federal Atlixco-Izúcar de Matamoros, producto de un desacuerdo interno entre vendedores ambulantes.
La movilización y la protesta este miércoles produjeron cientos de afectaciones a terceros; los orígenes y los impulsores de las manifestaciones colocaron a las autoridades ante el reto de resolver en un tiempo perentorio las demandas diversas que confirmaron que no hay gobiernos infalibles pero sí métodos eficaces en la gestión de crisis.