El número de empresas que ofrecen servicios financieros por medio de tecnología –Fintechs– ha crecido de 700 a más de 3000 en América Latina, tan solo entre el 2017 y 2023, gracias al talento y la innovación, por lo que ahora los emprendedores tienen el desafío de internacionalizarse, considera Enrique Camacho, pionero en impulsar la adopción de tecnologías disruptivas para mejorar la productividad empresarial.
“Crear un producto digital en esta época es más fácil que nunca, pero venderlo fuera del país sigue siendo un desafío mayor”, apunta Camacho, quien detalla que para las startups de software o servicios digitales, escalar globalmente no depende solo de la tecnología, sino de la capacidad para operar legalmente en el extranjero.
“El verdadero reto además del talento y el producto, es contar con la infraestructura legal y financiera que permita habilitar las ventas internacionales”, expone el ingeniero en sistemas por la Universidad Metropolitana en Caracas que en 1988 fundó una empresa enfocada en sistemas expertos para el sector financiero y petrolero, y en 1992 lanzó una herramienta no-code pionera en su tipo en la región.
Como parte de su desarrollo cursó estudios de posgrado en economía internacional en la Universidad de Colorado en Boulder y obtuvo una Maestría en Negocios Internacionales por Thunderbird, pero además ha realizado programas ejecutivos en Wharton y en la Kennedy School de la Universidad de Harvard. “Hoy una empresa puede crear una solución con potencial global, pero no tiene forma de venderla en otro país sin montar una estructura fiscal que puede tardar meses o incluso años”.
Actualmente Enrique Camacho es el CEO de eSource Capital Group, principal socio de Google en América Latina quien, junto con su equipo, desarrolló AlsoThere https://www.alsothere.com/ que define como “un modelo de subsidiaria bajo demanda que permite a las empresas vender servicios digitales en el extranjero sin necesidad de constituir una entidad legal en cada país, con operaciones ya habilitadas en 43 países”.
Agrega que el propósito es que startups y compañías tecnológicas puedan dar ese paso a la internacionalización sin enfrentar las trabas legales y fiscales de una expansión tradicional porque la tecnología ha avanzado más rápido que las reglas del comercio internacional. “Nuestro objetivo es que startups y compañías tecnológicas puedan dar ese paso sin enfrentar de entrada las trabas legales y fiscales de una expansión tradicional.”
En una región donde el ecosistema tecnológico se ha multiplicado en pocos años, las oportunidades de crecimiento son claras, pero aún requieren condiciones que faciliten la internacionalización. “Con nuestro modelo buscamos resolver ese desafío porque tenemos talento e innovación, pero lo que hacía falta era una forma más simple y flexible de entrar a nuevos mercados”, concluyó Enrique Camacho.