@Alexas1
Beatriz C Olivares
La semana pasada, conversaba con algunas mamás, sobre la relevancia de que los niños lean, pero sobre todo, de que puedan crear el habito de la lectura, ante esto, comentábamos con preocupación, que en muchas instituciones educativas, a pesar de que puedan existir programas de fomento a la lectura, no son acciones insuficientes para lograr que un niño lector, se vuelva un adulto lector. Ante esto, es necesario tomar acciones que en verdad ayuden a formar lectores.
De acuerdo al INEGI (2016), en México se leen 3.8 libros en promedio al año, por otro lado, CONACULTA, en el 2015, reveló que se leen 5.3 libros al año, de los cuales, 3.5 se leen por placer y 1.8 por obligación escolar o profesional, datos que han sido debatidos por analistas en la materia, en el sentido de que 5.3 es una cifra muy optimista y digamos poco realistas. Sin embargo, más allá de cifras, lo que verdaderamente deberíamos estarnos preguntando, es cuántos de esos libros se comprendieron al ser leídos y cuántos de ellos, provocaron continuar leyendo, pues es verdaderamente alarmante, saber que la comprensión de los niños mexicanos es similar al de países como Uganda, donde solamente uno de cada diez niños de tercero de primaria, pueden leer y comprender correctamente un texto de segundo grado, de acuerdo con el estudio Medición Independiente de Aprendizaje (MIA) realizado en el 2015.
Si bien es cierto que el rezago en el nivel de lectura y por ende en la comprensión lectora, se puede deber a infinidad de factores, desde los económicos, hasta las propias políticas públicas, también es cierto, que en gran medida, se detona, porque en las familias, los padres no son lectores. No podemos culpar a un niño de no ser lector, si de principio, él no ve el ejemplo en casa, si no existe el mínimo interés por parte de los integrantes de la familia por leer o propiciar el habito de lectura y si para colmo, sumamos que las instituciones educativas, poco hacen por incentivar esta acción, más allá de algo obligatorio, la situación se torna muy complicada. Por ello, urge tomar acciones, de manera coordinada entre docentes y padres de familia. Ya lo decía en una colaboración anterior, de la necesidad que existe de volver a crear alianzas entres papás y maestros y qué mejor que comenzar con proyecto en pro de la lectura y la comprensión de la misma. Para ello, les propongo algunas estrategias muy sencillas, que pueden ser de gran ayuda para comenzar a formar a los próximos lectores de México.
A) Lectura padre e hijo: esta es una tarea en casa, que consiste en invertir de 15 a 20 minutos, donde papá e hijo vayan leyendo un libro, se pueden ir intercalando párrafos o páginas y al final platicar qué fue lo más interesante de lo que leyeron, cuál fue su personaje favorito, o qué hubieran hecho ellos, en la situación de alguno de los protagonistas. El objetivo de esta estrategia, es que el niño vea que el leer es algo divertido y que ayuda a crear un lazo afectivo con sus padres.
B) Para docentes, una buena ideas es crear una mini.biblioteca en el aula: Se puede solicitar que cada niño aporte una lectura, si esto no es posible, te recomiendo que te acerques a casas editoriales o bibliotecas de universidades u otras instituciones educativas, que en muchas ocasiones, cada periodo, se deshacen de material porque sobre pasan su capacidad física o bien, porque ya no son de interés en ese momento, pero que para el aula, serían sensacionales. La forma de operar, es que, a manera de préstamo, cada estudiante deberá llevarse un ejemplar a casa para leer y devolver cuando lo haya terminado. Para comprobar la comprensión, se le puede pedir que lo platique al salón o que haga un pequeño resumen del libro en un cuaderno, junto con algunos dibujos que ilustren sus partes favoritas. Se puede incentivar al niño, diciendo que aquel que lea la mayor cantidad de libros, podrá llevarse de regalo el libro que más le haya gustado o bien, que darás un diploma a los 5 mejores niños lectores.
C) Conociendo al autor: Hay muchos escritores que estarían felices de poder estar en contacto con sus lectores, e incluso leer con ellos, así que una buena estrategia escolar, es poder invitar a los escritores a ir con los alumnos para debatir y charlar sobre algún libro en específico, donde además los niños tengan oportunidad de preguntar sobre la trama o los personajes. ¡Créeme que esto los motivará!
Si bien, estas son acciones muy sencillas, si se ponen en marcha poco a poco veremos que tendremos lectores comprometidos, entusiasmados y ávidos por seguir aprendiendo. Algo importante es nunca obligar al niño a leer, no debe hacerse como algo negativo, no debemos permitir que sientan la lectura como un castigo, o como algo que es tedioso y se debe cumplir con ello, debe ser algo placentero, y al ritmo del propio niño, no lo olvidemos, cada uno es distinto. Por otro lado, no hay que olvidar que los lectores nacen desde pequeños y que por ello, el ejemplo es fundamental así que tanto padres de familia como docentes, debemos desarrollar el hábito de leer, es básico que los niños nos vean leyendo, y compartiendo con ellos, la pasión por las letras.
